Y hoy me doy cuenta que quiero cambiar. En realidad la idea de cambio se estaba gestando en mi, por eso estaba tan inmersa en mis pensamientos, en mi casa, en mi familia estos días. No voy a decir que quiero cambiar la sociedad porque, aunque quiera, se que no esta en mis manos. Pero capaz este cambio ayude a abrir los ojos de algunas personas que no tiene algunas cosas claras.
En mi casa me criaron a la antigua. Siempre me dijeron que tengo que respetar al otro, que no juzgue, que quiera con el corazón y que me lave las manos antes de comer. Siempre tratando de que el río siga derecho y que si se desviaba que vuelva a su curso. Los valores me los inculcaron de muy chica y le agradezco a mi vieja por criarme así.
El problema nace cuando veo que para poder progresar hay que borrar de un plumazo todos esos valores que se tienen. Los códigos los guardamos en un lugar oculto dentro nuestro y todo nos chupa un huevo.
No me cabe eso. Me gusta la gente que la rema, que transpira la remera por lo que quiere hacer y quiere ser. Me gusta la gente que es gente, no que es un ente (un "cuadradito Knorr" como diría mi vieja) que sigue a la masa.
Si bien a mi me gustan bandas, las sigo a todos lados, no soy igual que los demás. Que cante lo mismo no significa que piense lo mismo.
No quiero cambiar mi forma de ser para ser alguien. Ni quiero cambiar lo que pienso. Me rehúso a boicotearme, a dejar de ser yo, porque después de un tiempo el corazón se da cuenta y le pasa factura. No te va a agarrar un bobaso pero te empezas a sentir vacío, que no tenes nada ni nadie de verdad. Que todo es una farsa y que lo que creaste no te llena. Ahí empieza una especie de ambición por la nada y el todo que cada vez nos hace sentir más vacíos, pero como nos acostumbramos a no jugárnosla seguimos agarrando lo que viene de arriba.
La gente que es así, poquito a poco desaparece de mi vida. Y empieza a aparecer gente nueva (al fin!) que me abre la cabeza, me enseña cosas nuevas, me inculca mas valores que mamaron desde chicos, me ayudan a ser mejor persona día a día y me contienen cada una a su manera (una palabra, una canción, una mirada, un gesto)
Uno se puede mandar las suyas pero nunca debe dejar de ser quien es en esencia.